viernes, 15 de enero de 2010

entre musas

Pedro, el pintor, el poeta, escribía esto en su blog allá por diciembre y yo lo guardé como un cuento ilustrado...:

Ivonne es una chica a la que di clases de Dibujo Técnico el año pasado; relatar el minúsculo encuentro de la primera vez que la vi me llevaría décadas así que me limitaré a decir que contiene en sus ángulos la exquisitez del martillo de Miguel Ángel y que sus ojos guardan los secretos de Leonardo; no estaría de más sumar a los torbellinos que El Bosco enloqueció de Apocalipsis al mirarle la doblez de los labios y que el pelo caído sobre los delgados hombros tiene la textura dorada de Klimt. Y, aunque me quedo pequeño en las exageraciones, debo decir que tan glorioso entusiasmo no podía dejarlo pasar así que me encaminé sin pensarlo en la tarea que supone plasmar tanta belleza en los papeles que tengo vacíos de mí y que, como los módulos incendiarios, se me habían declarado tiempo atrás en huelga de hambre. Para intuirle la silueta es requisito indispensable escuchar la Sonata en claro de luna de Beethoven, y así hice. Para amenazarle las cejas no hay nada como el Summertime de Janis Joplin y quedarán perfectamente perfiladas si además Jimmy Hendrix acompaña con su guitarra. Para sonsacarle los lóbulos de la nariz era imprescindible el Gymnopédie de Satie e imposible tarea la de tararearle el mentón si no es por el All Dressed Up de Damien Rice. Luego están los ojos y para atreverse con tal cosa uno sólo puede armarse de valor dando un largo sorbo al Ribera de Duero mientras suena el Do en Sostenido Menor de Chopin. Los labios son otra cosa, por mucho que se busque no hay melodía capaz de atreverse con tal amenaza, sólo Broken Glass de The Gathering o la canción de la que se acompaña Vukusic en el videobook de Guerra de Identidad: Closer de Kings of Leon, permitieron que el lápiz afilado se adjudicara ciertos aciertos en tal aglomeración. Una vez condensada la inquietud artística en la representación en perspectiva cónica de los rasgos impresionantes de la arquera me decidí a escribir y aquí me tenéis.

Sí, sé que en este momento se está presentando el cuarto número de Pro-vocación en el Bukowski o que Déborah Vukusic seguirá respirando o que el cabronazo del Batania estará maquinando en sus energías los despropósitos de todos los versos que me arruinarán, pero yo me esfuerzo por cosas así, yo soy mi propia pandemia por los contagios que ellos me suponen y pienso adquirir sus edades con los metabolismos que los mantienen en pie. Yo los admiro y un poco, sólo a veces y a través de gente como ellos, me admiro a mí y miro mis lienzos como si verdaderamente fuera yo el que los hubiera trasladado a la planicie, también me levanto de infecciones al reconocerme sustitución de los entrecejos.

La poesía ha vuelto y Batania tiene la culpa.
La pintura ha vuelto y Vukusic ha sido la culpable de la identidad.
Nino ha vuelto y es Ivonne, la Iratxe batánica, la Vukusic croata, la que me usurpa.
Yo sólo encendí el flexo y me dejé rodar.

GRACIAS, GRACIAS, GRACIAS!!!

1 comentario:

Nino dijo...

Gracias, GRACIAS, Gracias, a ti