miércoles, 11 de marzo de 2009

"Guerra de identidad" en Islas en la Red

Daniel Bellón (a quien debo corresponderle la justa lectura de sus textos cuando el tiempo me ofrezca la calma de mi alma) vuelve a reseñar (el 30/I/'09) mi GdI en su "Islas en la Red", un lugar donde afincarse, sin desiertos... Gracias, Daniel. Sí, te debo unos tatuajes...
La palabra identidad es una de esas de significados múltiples y, en su mayor parte, cargados. La identidad es aquello que nos hace negarnos a vestir de una determinada manera, lo que nos hace rescatar costumbres campesinas casi olvidadas, o masacrar en una zanja a un buen puñado de personas por no compartir la misma que nosotros. Palabra peligrosa, afilada, venenosa…
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Y sin embargo, inevitable, porque, de algún modo, todos queremos saber quienes somos y porqué somos de una manera y no de otra, y pensamos que la identidad es el tronco mismo de nuestro ser y estar en la tierra. Sin un cierto sentido de identidad parece que somos apenas arena que el viento mueve.
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Deborah Vukusic ha escrito un libro de poemas en el que va trazando el mapa de una identidad que se busca, que se interpela porque se sabe escindida. Vukusic, como ella misma dice en el poema que abre “Guerra de identidad” (Baile del Sol, 2008), es dos mitades: “mitad gallega y mitad croata”, es “de su padre y su madre” como se suele decir, y de la contraposición de ambas figuras y de sus entornos íntimos parte para trazar los ejes principales de coordenadas de ese mapa. Estos dos trazos que convergen en Deborah, quien nos habla, señalan dos territorios con su historia y su conflictividad, dos núcleos de relaciones sociales, dos maneras de entender ( o no) la vida, la familia, los compromisos, que se encuentran, se superponen, se mezclan, chocan. La figura de la madre y del padre y los paisajes que los representan, se van cruzando en todo el poemario, como dándose la palabra en una conversación imposible a través de la voz de la poeta.
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Galicia, Croacia, las familias, la guerra yugoeslava, los viajes, van volviendo más complejo el mapa de esa identidad que busca o con la que se confronta la niña Vukusic que mira, escucha, toma nota con una lucidez, estremecedora:
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bernhard
“como el 90% de los hombres
siempre quiero estar
donde no estoy
allí de donde acabo de huir"
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Está el acogedor seno matriarcal, construido por mujeres fuertes, de esas que tiran de la familia hacia adelante en tiempos de penuria y que gustan de las grandes reuniones familiares, y está también el hombre sin asidero que acaba encontrando una guerra a la que agarrarse para poder dotar de un sentido a su deambular, está la acumulación sedimentaria de odio: “ojalá hubiera otra guerra /así podría vengarme”, la devoción por la madre “que me quentou a cariña / có calorciño da súa” y la ambivalente atracción hacia un padre que va y viene, que casi siempre va. Los abuelos, el hermano hijo de la postguerra… el mapa se complica, inevitablemente.
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Porque Deborah Vukusic, utilizando un lenguaje pegado a la oralidad (pero ajeno,ojo, al soniquete de la manida poesía de tono coloquial que se encuentra uno por todas partes en los últimos tiempos), va desenvolviendo sus poemas como una especie de monólogo dramático (el peso, tal vez de su formación y experiencia como actriz), que no gira alrededor de su ombligo, centro del universo para tantos y tantas, sino que nos ofrece una conclusión a tener siempre en cuenta: que nuestra identidad son los otros, que son nuestras relaciones con nuestro entorno más cercano y con el tiempo y el lugar que nos toque en suerte o en desgracia lo que nos construye; que el individuo, como concepto, es una abstracción vacía: somos personas y las personas se hacen siendo con otras personas, para la felicidad y para la herida.
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Deborah Vukusic, cierra, de momento, su Guerra de Identidad, con un poema que juega con referencias geográficas, pero de un territorio nuevo: aquel donde va construyendo su propia historia, sobre las dos mitades que es, pero cuyo resultado, siempre es así, es más que su mera suma. Aquí lo tienen:
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Me llamo deborah vukusic
y soy dos mitades.
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ahora vivo en madrid
en batalla del salado
me debato paralelamente
entre un paseo por las delicias
y santa maría de la cabeza.
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mitad gallega y mitad croata
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tiene gracia
parada de metro
palos de la frontera.
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Nota final: La entrada en que comenté la experiencia de escuchar a Deborah Vukusic leyendo sus poemas, fue una de las víctimas del reciente tecnodesastre. Uno de estos días, colgaré aquí el poema que recogí aquella vez para estas islas…
extraído de: islas en la red

1 comentario:

Kebran dijo...

que te sigo siguiendo vale?
y que si no me muero te veo el lunes en la fnac
un abrazote inmenso
kebran
pasate por mi blog y verás que maravilla de declamación han hecho a un poema de SATÉLITE