a veces pienso que aun teniendo siempre la sonrisa colocada sobre los labios mis ojos deben decir lo contrario. así mis palabras. igual que mis palabras. leo el blog y veo que me dejan mensajes para infundirme ánimo en los post más insospechados. me duelen los pies de tanto caminar por la gran urbe, por esta cuerda floja del absurdo, pero no es nada grave. he estado peor. después de ferrol vengo aferrada a la vida y con hallazgos personales que no sabía que fueran tan necesarios. me he bajado todo lo de "golpes bajos" y suena de fondo "malos tiempos para la lírica!". quizás sea que llevo a cuestas, junto a las plantitas, cierta melancolía que pesa más que los tiestos. melancolía o saudade. no. morriña. se le llama morriña. un dolor sutil, dulce, bonito porque lo que te gusta lo quieres tener siempre. nada más. eso es todo. morriña porque como ya dije en mi guerra siguiendo a bernhard: "siempre quiero estar donde no estoy; allí, de donde acabo de huir".
hoy me ha llamado leire y al abrir el correo tenía unas palabritas de karlotti...
puedo decir rotundamente que el mundo está lleno de gente hermosa.
3 comentarios:
Muy Hermosa.Y da morriña.
Déborah, acabo de subir uno de tus poemas de 'Poesía capital' (acojonante, sencillamente acojonante) a mi blog.
Besos.
H.
Es bonito que pienses así, hace creer a los demás en algo, ¿no crees?
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