para un actor no hay nada como ver un teatro antiguo. ninguna sensación se le parece. es cierto que el calor de mérida es condicionante pero desde que pude contemplar esta imagen y tocar esa piedra me siento cargada de energía. imaginaba las voces de todos los fantasmas que admiraba, los vestuarios y modas, el público expectante, las noches de verano, los pasos, las máscaras... cuando acaricié la placa en honor a margarita, detrás de la puerta central de acceso pedí un deseo como si mi mano tocase una estrella fugaz y soñé en voz baja: el arte de la xirgu corra por mi sangre...
2 comentarios:
Lo tendrías que ver por la noche, con una obra de esas que erizan, los focos a media luz y el manto lleno de estrellas... es pura magia!
A ver si te llaman algún verano...
¡Y nosotros que lo veamos!
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