LA BATALLA DE DÉBORAH VUKUŠIĆ
O UNA NIÑA ENTRE ESCOMBROS
Una gallega croata reanima el ambiente literario con su primer libro
Xoán ABELEIRA
Corre el aire por Madrid. Por el Barrio de Lavapiés. En el bar Tapas y Fotos, abarrotado hasta los goznes, reina un cierto ambiente beat. Esta noche se han reunido allí trece confabuladores que afirman practicar una poesía alternativa, al margen de premios y prebendas. Cada quince minutos, dos nuevas ráfagas de versos corrosivos, “neorrabiosos”. Interesantes todos. Más bien por sus temáticas que por sus estilos. Menos modernos, quizás, que los del viejo Arthur Rimbaud cuyo rostro ondea en una camiseta: I’m a fucking poet. El cotarro se anima. Jaleos y vítores, juegos y canciones se entremezclan con el vaho de los alcoholes y el humo de las blandas. Sin embargo, todo el mundo parece estar aguardando lo mismo: que suenen las doce y salga al escenario improvisado la principal impulsora del evento. Una mujer nacida en Ourense y criada en Vigo. “Me llamo déborahvukušić/ soy dos mitades/ mitad gallega y mitad croata/ tengo 26 años/ 23 de mayo de 1979/ salgo a la luz// déborah en hebreo/ ‘abeja’/ vukušić en croata/ uši: ‘orejas’/ vuk: ‘lobo’// abeja con orejas de lobo.”
Es un manifiesto que todos conocen. Muchos lectores, muchos oyentes ya. Es el inicio de Guerra de identidad, el primer libro, como tal, de una escritora, actriz, guionista, directora… que tiene alborotado el ambiente in español. Y al verla interactuar así, en carne viva, los versos de ese fenómeno literario que en menos de un año ha alcanzado su segunda edición revisada y ampliada con un nuevo poemario (Cuaderno de batallas) se comprende la razón. Pues esta mujer animal, mitad abeja, mitad loba, es condenadamente buena. Escandalosamente peligrosa para aquellos que se niegan a ceder su poltrona.
Vukušić (pronunciado vúcusich, “como malković, como mijatović”, dice ella en su video irónico de promoción) comenzó a escribir “en Galicia, desde niña, una suerte de vómitos, aunque hace poco destruí todo aquel material, para mí ya de desecho”. Resumir su trayectoria no es fácil, y eso que apenas ha despegado. Digamos que a los dieciocho años se fue a Alcalá de Henares a estudiar Filología Hispánica, carrera que completó en Estados Unidos y Francia. Digamos que a los veintiún ingresó en la RESAD para convertirse en la extraordinaria actriz que es ahora y trabajar en cine, teatro y televisión. Digamos que en La Abadía “hice un cursillo con Ana Vallés, y fue en él, a partir de improvisaciones personales, cuando empezaron a nacer los textos de Guerra de identidad”. Dos antologías, Poesía Capital y 23 Pandoras, terminaron de lanzarla. Y desde entonces sin tregua. Ahora va a publicar “un nuevo poemario, Perversiones y ternuras”, y a participar en “otra antología titulada La manera de recogerse el pelo: Generación Blogger”, que da cuenta de este movimiento en el que ella se reconoce.
Vukušić interpreta perfectamente en cuatro idiomas, incluidos el gallego y el castellano, en los que habla y escribe. Tal vez por su propia naturaleza, tal vez por su propia herida (de la cual habla en su libro, con la guerra de Yugoslavia y la ruptura de su familia como telón de fondo), vive a autobús, más que a caballo, entre España y Galicia, entre una cultura y otra, fundiendo y fundiéndose en ambas. De hecho, Guerra de identidad está trufado de referencias a su “madre gallega/ de poder/ de mando”, a la que ella adora, así como a la lengua, a la música, al folklore que mamó de ella. El verano pasado Vukušić concibió, dirigió y presentó un magazín en Localia; hace unos días participó en una serie de la TVG, y ahora intenta “filmar un guión basado en relatos de Álvaro Cunqueiro”.
La “poesía de la conciencia, de la no-ficción” que esta compoñedora de sí exuda por los cuatro costados aspira “a una verdad limpia, directa, sin retórica de ningún tipo”. Apartarse “lo máximo posible de esas reglas academicistas” que ella conoce tan bien. “No busco palabras grandilocuentes sino corrosivas, en el sentido de que sean capaces de erosionar los prejuicios y las mentiras, las máscaras y las armaduras. Que la punta del iceberg se vea por fuera, sí, pero que las aguas sean lo suficientemente transparentes como para que también se divise el fondo.”
Nadie se pone de acuerdo acerca de qué diablos practica esta mujer, ni siquiera ella misma: “Yo no escribo poesía.” Como ella, sus textos son dos mitades: mitad líricos, mitad dramáticos. De ahí su admiración por autores como Anne Sexton o Bertolt Brecht, Federico García Lorca o Heiner Müller. De ahí, asimismo, la fuerza que contienen y con la que te atrapan sin remedio. Aun así, no es lo mismo leerlos en soledad que escuchárselos a ella, sentirlos en su voz. Sus monólogos, sus exorcismos, sus conjuros, todos los fragmentos inclasificables de ese diario de guerra interior, todos los despojos de aquella niña que asistió al desmoronamiento de su mundo, son auténticos, no hay duda. Pero el engado de esta croata gallega, de esta gallega croata reside en otro lugar. La verdadera obra de Déborah Vukušić es ella, Déborah Vukušić: la abeja y la loba en acción.
*Este artículo es un reportaje, que ha publicado ‘El País-Galicia’, del escritor y poeta Xoán Abeleira. La foto la tomó el poeta ante el Centro Dramático Nacional, en Madrid.
1 comentario:
conocí hace tiempo a xoan abeleira, me alegra ver que te conoce y admira
estás lanzada, por lo que veo, me contó inma luna que en la feria tuviste también mucho éxito
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