martes, 15 de septiembre de 2009

vukušić en LOS NOVELES (by Rebeca Yanke)

REBECA YANKE me ofrece esta estrevista para LOS NOVELES
y me he divertido contestando a sus preguntas... sube POÉTICA o VÓMITO ONANISTA y "charlamos" un rato. La revista al completo no tiene desperdicio, por favor, consúltenla...
No sé por qué pero tu libro no se puede terminar de doblar hacia atrás, ya sabes, ese gesto para colocar a veces un libro, para comodidad del lector. El tuyo cuesta que se mantenga quieto.

Mi bebé te da las gracias por haberlo cuidado tanto, por refrescar sus ojos y no doblarlo hacia atrás (que aunque hizo gimnasia rítmica y tiene cierta flexibilidad es un culo inquieto).

Por teléfono, cuando acordamos (tú en Vigo y yo en Madrid) cómo llevar a cabo esta entrevista, empleaste el término "Pollitas"; comentabas que estabas en Galicia. Esto es una constante en tu poemario, la idea de matriarcado, que me recordó también a un párrafo que adoro de Las partículas elementales de Michel Houellebecq. (1)

La idea de pollitas es de mi abuela y es en Ourense; no en Vigo. Mi abuela siempre dice que es como mamá gallina y que es feliz cuando está con sus “pollitas”. Mi casa es una casa de mujeres: abuela, 2 tías abuelas, 4 hijas, 2 nietas... it's a girls' worldy creo que la sociedad gallega es una sociedad donde la mujer es el bastión principal, la pieza fundamental del sustento. En cuanto a Las partículas elementales, fue un libro que me sorprendió en su momento aunque reconozco que a Houellebecq lo he abandonado un poco, porque a pesar de que me hace reflexionar no es el tipo de literatura que me emociona.

Me interesa el hecho de que a algunas personas les pase en su primera adolescencia el foco de su tragedia. Luego parece que vivan siempre encadenando dolencias que se convierten en crecimiento, como si se tuviera después una segunda, o una tercera adolescencia. Y así y así.

Mi madre siempre dice que me crié sola pero yo reconozco haber tenido a mi familia (gallega) muy presente a lo largo de toda mi infancia y tierna adolescencia. Ya sabes que los psicólogos afirman que es en la primera década cuando se forjan la personalidad y los traumas. La adolescencia además es un período difícil, donde hormonas y emociones están disparadas. A pesar de complejas circunstancias considero que tuve una infancia muy feliz pero si metemos en una coctelera el intento de afirmación de una quinceañera, un padre ausente al que poder reprochar dolores pasados, un paisaje herido, un quiebro político y una guerra, obtenemos un conflicto personal (un libro o un conflicto personal a modo de libro) que no se cura con facilidad y que probablemente se arrastre toda una vida. Crecer duele. Duele la caída de nuestros héroes. Duele descubrir algunas verdades. Duele también saber que no quiero crecer porque no asumo mi edad, que quiero volver atrás, que quiero mantener mi inocencia, duele pero es un dolor agridulce que me devuelve la sensibilidad, que me hace ser consciente de que estoy viva.

En relación con lo anterior, podríamos hablar de la escritura como supervivencia. Letraheridos y (o pero) mentalmente cuerdos, personas que a través de la escritura y la literatura consiguen sentirse mejor.

La escritura como supervivencia, la escritura como salvavidas y salvación, la escritura como placer y necesidad. La escritura como juego y como garabato, como escáner de la realidad o como trampolín de fantasía. “there is no fragate like a book” que diría Dickinson… viajar, viajar, huir, alejarse o adentrarse, [des]enfocar, purgar… La escritura como sanación, cicatrización, arañazo... La escritura como medio o como fin (¡qué más da!). La escritura como un vómito redentor.

Hay poemas que me gustan mucho. el de la página 50 por ejemplo,Ourense. ¿Te pasa que una de las cosas que menos soportas es la facilidad con la que la gente habla gratuitamente de cualquier cosa?

Ese texto existe para mostrar cómo en tres casas, en dos plantas, en un edificio convivían todos los núcleos familiares que me importaban y cómo el tiempo, las herencias, los malentendidos, los secretos o la falta de comunicación (que al final es el resumen de todos los “errores”) acabaron separándonos. Supongo que ante esta realidad muchos se sentirán identificados. Lo que te puedo confesar es que no sé ahora mismo dónde están algunos de ellos, aunque mi primo "canito" contactó conmigo vía e-mail (lo buscó a través del blog). Sí, la gente habla gratuitamente de muchas cosas. Juan Imedio (Ymedio?) -curioso que también sea otra mitad- tiene una grandísima frase que reza: "España es el país del no sabe / sí contesta".

Me interesa la ironía que nos ofrece la vida en su movimiento, o alrededor. Por ejemplo, la ironía de que vivas en la calle Rua de pracer, o que en Madrid te toque vivir junto a Palos de la frontera. Por cierto, Guerra de identidad me parece un grandísimo título.

El título me lo ofreció mi compañero de piso luego de hablar largo y tendido sobre el tema. Originalmente era: “Me llamo Déborah Vukusic” pero me pareció más potente GUERRA DE IDENTIDAD, porque combina tanto la escisión de la personalidad como ese telón de fondo siempre palpable y que fue germen de tantos desencuentros posteriores en mi familia. Creo que la poesía está viva, en la calle, en todas las circunstancias (me fascina la belleza de lo horrible, la fotografía de J.Peter-Witkin). La poesía existe a partir de una mirada. Sí, mi primer beso fue en la calle del placer, vivo en Batalla del Salado, Barrio de Delicias, entre dos calles que me llevan al placer o a la razón, mi metro es Palos de la frontera... ¿Casualidad? ¿Causalidad? No lo sé. Quizá generemos una suerte de azar puñetero, irónico, para aprender a reírnos de nosotros mismos. Pero es en realidad una mirada, mi mirada, la que hace material poético algo tan absurdo como el nombre de una calle, a modo casi de cita brechtiana.

Me gusta cuando usas ciertas expresiones: "como en las pelis". Y cuando sentencias: "no se puede hablar de asesinar"

Intento buscar lo más sencillo, borrar florituras, barroquismos. Considero que el lenguaje es de los tesoros más impresionantes que poseemos y que en la lengua (en los actos de habla) cada vez se empobrece más. Sin embargo, sólo me interesa lo útil del lenguaje, la comunicación simple (aunque existan múltiples planos). Quiero una poesía sencilla pero fuerte, contundente, narrativa, que la historia que sea accesible a todo lector.

Otras veces percibo una voz en off que es conciencia.

Ya sabes que los griegos eran muy listos y que identificaban tres tipos de coro. El de la conciencia es el que me interesa. Volvemos a la poesía de la conciencia, que no la de la experiencia. Mientras escribía como un vómito el primer borrador se lo iba leyendo a mi amigo Jop, que además de actor es una verdadera enciclopedia andante, e iba haciendo esos comentarios en los que aparece su nombre. Jop muchas veces es mi conciencia, otras -como te contaba antes- no hago más que imitar a los griegos o al maestro Brecht. Pero es gracioso que digas voz en off, y que emplees un término cinematográfico. Tan "visual" o visible es esa voz?

Claro que lo es. Me identifico bastante con un poema que habla del tiempo que se tarda de olvidar. Me pasa lo mismo con aquel que relata la caída del muro de Berlín, recuerdo a mi madre diciendo lo que decía la tuya: "Es un momento histórico".

De esa tele elbe recuerdo que estábamos comiendo y que mucha gente saltaba y golpeaba el muro como podía. La memoria y el olvido son materia que me sobrecoge. Tengo memoria de pez... cosa que me aterra, ¿pero cómo es posible que recuerde cosas de cuando tenía 4 años tan vívidamente? Supongo que son esas imágenes o palabras, que se graban a fuego, las que te modifican. Se dice que somos un libro de páginas en blanco que escribimos y que nos dejamos escribir y cuando el "viento" nos abre las páginas recordamos.

Sobre todo me gusta algo que se percibe a lo largo de toda tu guerra: las ganas de hablar de lo que la gente no habla.

Pienso que es algo que me caracteriza. No me callo, aunque me duela herir, no me callo, o por mis exabruptos, no, no me callo. Creo que al menos así no me podrán tachar de falta de honestidad y que debo tener la boca llena de moscas pero pienso que los secretos si no son positivos -y de esos no hay demasiados- pudren el alma. Decíamos escritura para purgar, para redimirse...

El poeta David González dice en sus líneas sobre ti: "el yo del poema se corresponde fielmente con el yo del poeta". ¿Qué opinas de esto, de la voz, del nombre, crees que en tanto guerra de identidad se imponía la verdad nominal, tal cual? ¿O fue algo al azar? Sobre todo: ¿Cómo lo has vivido? Eres Déborah Vukusic, dos mitades.

David González divide la poesía en dos grandes núcleos: de ficción y de no-ficción. De hecho está preparando un ensayo sobre el tema que seguro dará que hablar. Yo te decía que "la literatura nace a partir del tachón" y que eso para mí ya la convierte en ficción. Ficcionalizo hechos y personas reales que convierto en papel. "IMITATIO", que diría un Aristóteles en suPoética traducido al latín, imitación de la realidad. De nuevo los griegos, qué listos eran los jodíos... Mi nombre me ha marcado desde siempre, incluso cuando he querido olvidarme de mí misma...

Me gusta quizá más el Cuaderno de batallas que sale en la segunda edición. Me gustan, pero esto seguro es por mis minúsculas parafilias, especialmente tus poemas breves; eres vehemente. En el cuaderno de batallas me ubico mejor, o quizá me gusta más porque te veo a ti mejor, lejos de Iva e Ives, aunque eso sea triste o a ratos duela, lejos de muchísimas cosas quizá, y por distintas razones, pero suelta, consciente, capaz.

Guerra de Identidad lo escribí con 26 años, y Cuaderno de Batallas con 28-29. Supongo que ésa es la diferencia. En GUERRA se ve una lucha; en CUADERNO una posguerra y una toma clara de partido. Es menos infantil, más maduro quizá, no lo sé, no hay apenas referencias a la parte gallega. Se centra en la figura paterna. O quizá la cuestión radica en que en la II PARTE ya se han cantado las canciones y ahora resuenan los ecos...


(1) Esta mujer había tenido una infancia terrible, trabajando en una granja desde los siete años entre semibrutos alcohólicos. Su adolescencia fue demasiado breve para que pudiera acordarse. Tras la muerte de su marido trabajó en una fábrica para sacar adelante a sus cuatro hijos; en pleno invierno iba a buscar agua al patio para que toda la familia se lavara. Con más de sesenta años, recién jubilada, accedió a ocuparse otra vez de un niño, el hijo de su hijo. A él tampoco le había faltado de nada, ni ropa, ni buenas comidas los domingos, ni amor. Ella le había dado todo eso. Un examen mínimamente exhaustivo de la humanidad debe tener en cuenta necesariamente este tipo de fenómenos. En la historia siempre han existido seres humanos así. Seres humanos que trabajaron toda su vida, y que trabajaron mucho, sólo por amor y entrega; que dieron literalmente su vida a los demás con un espíritu de amor y de entrega; que sin embargo no lo consideraban un sacrificio; que en realidad no concebían otro modo de vida más que el de dar su vida a los demás con un espíritu de entrega y de amor. En la práctica, estos seres humanos casi siempre han sido mujeres. [Las partículas elementales, p.92]

© Rebeca Yanke


3 comentarios:

Gsús Bonilla dijo...

mira tú, qué wpa sales, ¿te cortaste el pelo?.
a ver si te vemos pronto x aquí,
cuando llegues, si eso, silba.

cuando conocí a rebeka, me pareció de lo más ocurrente y simpática. más maja...

que vaya todo bien.
















reepi

Ángel González González dijo...

Hay que joderse lo bien que se te ve, abeja con orejas de lobo, esa sonrisa de plenitud...
Me alegra un montonazo todo lo que le está pasando a tu poesía. La verdad es que ya casa lo de siempre y necesitábamos leer algo nuevo.
Yo digo lo que Gsús. A ver si le damos al palique pronto.
Abrazos y hasta la vuelta.

Estrella Nazarita dijo...

Estupendo post. Ahora reflexiono mucho sobre la poesía de ficción y no-ficción. En el prólogo de mi poemario, David González definió la mía como ficción autobiográfica ¿són estos términos compatibles? ¿dónde empieza cualquier parecido con la realidad a ser pura coincidencia?

Te sigo leyendo, como un libro abierto tu blog aporta mucho a los lectores. Un saludo, María Villa