domingo, 14 de junio de 2009

Guerra de Identidad by Danilac: "Un grado de separación"

Ayer, sábado por la mañana, me contaba P.P.S. que los ejemplares de la 2ªed. de G.d.I. se habían agotado en las casetas de la Feria del Libro de Madrid y que sólo quedaba algún ejemplar amarillentamente extraviado de la primera edición. No sé si es buena noticia, porque encontrarse con algo del antes cuando existe un ahora es un poco molesto. Por otro lado, considero que podrían ser objetos de coleccionista y por lo tanto algo aceptable, pero me fastidia saber que los potenciales lectores se quedan sin la ampliación, sin ese maravilloso prólogo de David González, sin la segunda parte, sin mi "Cuaderno de Batallas".
.
Para contrarrestar el sinsabor de la noticia: hace unos días me encontraba con la siguiente entrada por mediación de Danilac (a quien desfortunadamente desconozco)...
.
Una nunca deja de sorprenderse ni de sentirse agradecida.
.

Creo que nunca había visto una admiración tan elocuente por parte de alguien a quien yo admiro del mismo modo. Batania flipa con Déborah Vukušić y con su poemario, (mirad lo que dice de ella cuando la menciona) y el hecho de que un poeta que me gusta sea así de persuasivo era una especie de garantía y reto personal. Si averiguo por qué me gusta y por qué le gusta a Batania este poemario, aprenderé mucho de mi criterio a la hora de juzgar la poesía -pensé- así que me voy a comprar Guerra de identidad en cuanto tenga ocasión. Y me lo compré en la feria del libro.
El poemario sorprende por lo efectivo y lo sencillo. Lo efectivo, porque comunica con precisión cirujana el sentimiento, el día a día de la poeta, y el universo que la rodea. Y lo hace de una manera muy conmovedora. Ha sido jodido leerla, porque hay mucho sufrimiento, y a veces me acosté con ganas de parar el mundo para bajarme.

.
Recuerdo especialmente una noche que tras leer un buen número de poemas (Se leen así, de corrido, seguidos, en un anhelo morboso de saber más, de que te pinten más tela) me dije: ‘Danilac, basta. Coge un cómic de esos que tienes en la recámara de la estantería y acuéstate con otra movida en la cabeza‘.Así que me cogí ‘Arrugas’ de Paco Roca. Un cómic (genial, certero, y aclamado) que habla del Alzheimer, y del mundo que rodea a los que sufren esa enfermedad, enfermos y familiares. Joder, qué mala idea, qué mierda de vida, qué asco, qué. Y debatiéndome entre una guerra y una enfermedad degenerativa me dormí. No creo que tuviera buenos sueños.
Lo sencillo, porque usa un lenguaje y una forma de escribir tan directa y sin recovecos, que te llegas a preguntar qué coño has hecho buscando palabras en el diccionario buscando la palabra exacta. Por ejemplo, cuando escribe la edad de alguien, dice: 16 años 17Y con esa tontería a mi no se me descubre la edad del personaje, sino su momento vital. ¡Y todo lo que eso potencia la imagen! Te pone ‘16 años 17‘ y PUM comprendes al personaje. Coño, qué eficiencia. y comprendes que el narrador no sabe muy bien la edad pero sabe el momento vital, y te das cuenta de la distancia entre narrador y personaje, y, y, y, y… Y todo eso en un simple ‘16 años 17‘. Joder, qué bueno.

El caso es que Lois y yo nos pasamos libros de poemas de vez en cuando, y le comenté que tenía que leerse el poemario de Déborah Vukušić. Y su memoria de Elefante con E mayúscula y cuerpo de hada me recuerda que ella (Déborah) actuó en Presas, una obra dirigida por Ernesto Caballero y que tuvo como ayudante de dirección a Antonio C. Guijosa. Resulta que este Antonio comenzó sus pasos por las tablas en Histrión, el grupo de teatro de la Facultad de Informática, y tuve el honor de que me dirigiera como protagonista de su primera obra, Muerte accidental de un anarquista de Darío Fo. Y él debió conocer a Déborah en el montaje de Presas, pues ella hacía el papel de Violette de manera tan efectiva (y valiente) que pensé que era realmente francesa.

Así que tan sólo me separa un grado de separación con Déborah Vukušić, por dos caminos diferentes. Leed su poemario, que es la bomba.

extraído de: El Final Danilactiano

1 comentario:

Danilac dijo...

Pues te vas a reír, pero un compañero mío de clase de la facultad fue tu vecino. Se llama Juan Carlos, y lleva la cabeza rapada.
La vida nos ha mantenido cerquita, pero lejos. Ya no hay excusas. A ver si me entero de tu próximo recital y me firmas el libro.
Por cierto, ¿sabes que estoy a punto de estrenar? http://danilac.blogsome.com/2009/05/26/proximamente-macbeth-version-5/ Sería un honor que vinieras.